miércoles, 12 de diciembre de 2012


¡Salven al girasol!

El girasol es la punta del iceberg. Le siguen el trigo y la soja. Hay un riesgo “Titanic” para Argentina y los productores si la soja 2013 llega a cotizar por debajo de los 300 dólares.
Cuando se implementaron las retenciones a las exportaciones, incluyendo cereales, granos forrajeros y oleaginosos, se hizo de manera indiscriminada, sin evaluar bien la competitividad de cada región y de cada cultivo. En esos momentos todavía no se sentía en la Argentina la inflación en dólares que estamos teniendo hoy, que multiplica por 15 la inflación de Estados Unidos, país emisor de dólares billetes.
Sucede que, a medida que van pasando los años con tasas de inflación en pesos del 25 por ciento y devaluación del dólar del 10 por ciento, se produce una inflación en dólares del 15 por ciento cada año. Quiere decir que en estos últimos tres años la “inflación dólar” en Argentina fue del 45 al 50 por ciento, y esto afectó el costo de producción en dólares.
Como consecuencia, los gastos directos en girasol aumentaron en tres años 97 dólares por hectárea, mientras los variables lo hicieron en 95 dólares por tonelada. Si analizamos los gastos de estructura –donde la presión impositiva se lleva buena parte– aumentaron 35 dólares por hectárea, equivalente al 35 por ciento de incremento.
 
En síntesis, los gastos para producir girasol aumentaron en tres años 227 dólares por hectárea. Para compensar esta suba el precio del girasol debería haber subido en 130 dólares por tonelada entre las campañas 2009/10 y la actual. En la realidad el mercado ha subido en 107 dólares, desde los 225 dólares de la campaña 2010 a los 332 dólares de la campaña 2013.
Esta suba no es suficiente para compensar la inflación dólar, y en consecuencia se produce un aumento de 190 kilos por hectárea de los rindes de indiferencia, pasando de 1.247 kilos por hectárea en la campaña anterior a 1.436 kilos proyectados para la nueva cosecha.
En margen bruto por hectárea, hoy el girasol arroja un valor de 336 dólares por hectárea (sudeste bonaerense, base 2.300 kilos por hectárea) contra 371 dólares del año anterior y 538 dólares de la campaña 2010/11. En el centro y oeste de Córdoba el escenario es todavía más ajustado. Si bien se cuenta con la ventaja de tener una aceitera como AGD, que de alguna forma compensa el flete y mejora ingresos del productor.
Hoy el rinde de Indiferencia para producir girasol está en el segundo peor valor de toda la década. En meses previos a la salida de la convertibilidad el rinde de indiferencia llegaba a 1517 kilos por hectárea mientras que hoy se ubica en 1.436 kilos. Estamos apenas 81 kilos por debajo al peor rinde de indiferencia de estos últimos 10 años.
La Argentina se ha dado el lujo de aniquilar a un cultivo como el girasol, donde fuimos en algún momento primeros exportadores mundiales de aceite, y esto es consecuencia de las retenciones aplicadas sin discriminar y sin medir consecuencias. La baja a las retenciones al girasol no es una medida para llenar bolsillos de productores; es para evitar que se fundan.
Esta foto de hoy no hace más que confirmar que “el modelo” funcionó –con retenciones a las exportaciones a tasas extractivas del capital de inversión– mientras no había inflación en dólares, pues aun con los precios más altos de nuestra historia, la competitividad de la mayoría de los cultivos hoy corre serio riesgo de entrar en pérdidas masivas.
El girasol es la punta del iceberg. Le siguen el trigo y la soja. En este último punto hay un riesgo “Titanic” para Argentina y los productores si la soja 2013 por algún motivo llega a cotizar por debajo de los 300 dólares la tonelada. Con estos precios, la mitad de las áreas agrícolas, en campo arrendado, dan resultados negativos. Y a esto lo estamos viendo con el girasol, con un fuerte aumento en sus costos y sus rindes de indiferencia. Sólo con excelentes rendimientos los productores de soja, trigo y girasol pueden tener alguna esperanza de ingresos razonables y de no entrar en pérdida o caída libre.
Hoy vemos que los rendimientos de trigo no son lo que se esperaban. En el centro y norte de Santa Fe no superan los 2.400 kilos por hectárea como promedio. Con estos rindes el margen bruto es de 24 dólares la hectárea. Si descontamos gastos de estructura entramos en un ingreso negativo, o de pérdida en caída libre.
En soja, si los rindes no acompañan y entramos en un rango de precios por debajo de los 300 dólares, vamos a ver a muchos productores con márgenes negativos, a menos que los rindes se ubiquen en la escala superior de los históricos.
El maíz es hoy la “perla negra” del sector, con precios a futuro que ya superan cómodamente los 210 dólares por tonelada para entrega abril 2013. Es uno de los pocos cultivos que tienen un excelente margen bruto, siempre y cuando los rindes se ubiquen dentro del rango de lo normal.
*Analista de mercado, director de Agripac Consultores

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