sábado, 11 de agosto de 2012

Todo lo que hay que saber para la siembra tardía de maíz


Taller de Nidera en el Congreso de AAPRESID


El 9 de agosto, en el marco de los talleres que formaron parte del 20º Congreso de AAPRESID, Rodrigo Bosch, de Nidera, analizó los criterios a tener en cuenta a la hora de elegir un híbrido de maíz para siembra tardía y alcanzar el máximo rendimiento.

La siembra tardía de maíz es una práctica de manejo que viene creciendo año a año en el país. En algunas regiones, como en el centro norte de Córdoba, además, en estas fechas tardías se ve una estabilidad de rendimientos mayor que en las de primera. Según datos del CREA Norte de Córdoba, en 8 de las últimas 10 campañas, los maíces tardíos tuvieron mejores rendimientos.
Este fue el tema desarrollado el jueves 9 por Rodrigo Bosch, de Nidera, en el marco de los talleres que formaron parte del 20º Congreso de AAPRESID, del 8 al 10 de agosto en el Centro de Convenciones Metropolitano de Rosario. Bajo el título: Características que tiene que tener un germoplasma para siembras tardías de maíz, Bosch presentó toda la información disponible sobre esta práctica que viene creciendo a pasos agigantados. 
Durante el encuentro, el técnico de Nidera explicó que la siembra tardía de maíz es una práctica impulsada en gran parte por las faltas de precipitaciones invernales y primaverales que hacen difícil la posibilidad de siembras tempranas. Según trabajos citados por Bosch, además, las siembras tardías ganan en estabilidad aunque, influenciadas por la falta de lluvias en el mes de diciembre y las elevadas temperaturas, generan pérdidas de productividad.
“Lo que también influye positivamente en las siembras tardías es la tasa de mineralización que presentan los lotes. Debido a la mayor temperatura de suelo las bacterias tienen mayor actividad, lo que genera más liberación de los elementos químicos retenidos por el suelo”, expresó el técnico de Nidera.
En su opinión, la toma de decisión de sembrar maíz tardío está influenciada por el ambiente en que nos encontramos. “El principal detonante es la ausencia de lluvias invernales que no permiten acumular agua en el perfil como para iniciar el cultivo con algún nivel de cobertura o seguridad, y también, en algunas zonas, la falta de lluvias primaverales que dan la humedad indispensable para la cama de siembra”, expresó.
A continuación, el técnico recordó que una vez tomada la decisión de sembrar un maíz tardío, lo que se debe tener en cuenta es la aparición de las primeras heladas, que si ocurren en abril, por ejemplo, afectarán notablemente el rinde.
“Casualmente, las regiones ubicadas más al Sur son las que podrían tener estos riesgos, pero también cuentan con una diferencia más marcada de horas luz entre invierno y verano. Al retrasar nuestra fecha de siembra estamos colocando el período vegetativo del cultivo en uno de mayor cantidad de horas luz y mayor temperatura, es por esto que los maíces de segunda tienen mayor porte y debemos ser muy cuidadosos en las densidades que manejamos”, comentó Bosch.
Y continuó explicando que este corrimiento coloca la formación y llenado de grano en inicio de otoño, donde la cantidad de horas luz es menor y también su calidad. Los días típicos de otoño están muy influenciados por la nubosidad: un día gris plomo es el equivalente al 50% de heliofania -lo mismo que mediríamos con un fotómetro debajo de una media sombra-. “Imaginen el impacto que tiene esto a nivel de fotosíntesis de nuestros cultivos”, dijo para agregar que, en su opinión, esto explica los problemas de quebrado que se presentan en estas fechas tardías, al igual que la aparición de patógenos (esos tejidos debilitados son el camino de entrada para Fusarium, Antracnosis y todo el complejo de hongos que generan podredumbre de tallo y de raíz).
Cómo elegir un híbrido
En la campaña 2009/2010, en la región centro norte se manifestó la presencia de un patógeno que generó cuantiosas pérdidas de productividad, llegando a valores de hasta 4 o 5 toneladas por hectárea de diferencia entre un híbrido sensible y uno tolerante. Se trata del Tizón, un hongo más típico de regiones subtropicales como el NOA y NEA, y muy común en Brasil.
“Ante semejantes pérdidas se abrió un nuevo parámetro y tal vez el más importante a la hora de elegir un material”, indicó Bosch para acotar que las recomendaciones de los principales investigadores en el tema mencionaban que el camino era otra vez de la resistencia genética.
A continuación, el técnico detalló las particularidades del Tizón foliar por turcicum. Dijo que sobrevive en el rastrojo de un año para el otro, dentro o sobre los restos del cultivo y que se recomienda principalmente el empleo de cultivares resistentes.
“En siembra directa, debe tenerse presente que el inóculo permanecerá en el tiempo y puede ir acumulándose en sucesivas campañas”, citó Bosch y agregó que la aplicación de fungicidas es también una práctica empleada con buenos resultados en pisingallos, y en lotes destinados a semilla o a consumo, comenzando la aplicación cuando se observan por primera vez las lesiones.
En lo que hace al manejo integrado de estas enfermedades, el técnico de Nidera expresó que la resistencia genética es el primer pilar para enfrentar el problema. Luego, evitar el monocultivo en siembra directa, no sembrar maíz después de maíz o sorgo y rotar con otras especies por 1 o 2 años.
Durante el Congreso de AAPRESID, Bosch presentó varias evaluaciones realizadas por INTA y los CREA que dan cuenta de que el riesgo de esta patología, a diferencia de otras, puede aparecer en cualquier momento del ciclo e impactar con fuerza en el rendimiento.
Además de mostrar una serie de ensayos de híbridos y su comportamiento a enfermedades, Bosch especificó que a la selección por sanidad hay que agregar la aparición de roya y de todas las enfermedades fúngicas, ya que en las fechas tardías se verán más favorecidas.
“Todos los daños a nivel de la lámina de nuestra hoja por presencia de hongos va a influir en nuestra capacidad fotosintética y de translocación. Los ambientes de siembras tardías no son los mejores desde el punto de vista lumínico por ende debemos ser lo más eficientes posible para captar y transformar la luz en rendimiento. El camino es la búsqueda de híbridos con buen comportamiento sanitario”, definió.
En lo que hace a insectos, Bosch comentó que desde la aparición de los híbridos MG en el mercado el control de insectos en el maíz mejoró muchísimo. “Si bien este evento no es especifico para cogollero Spodoptera frugiperda, sí tiene un control parcial que acompañado en algunos casos de algún tratamiento con insecticida logra muy buenos resultados”, expresó. Además, “la aparición de los híbridos HX fue un cambio importante para el control de esta plaga. Paralelamente, este gen trae aparejado un beneficio que es la tolerancia al Liberty, un herbicida de contacto de gran espectro de control de malezas que puede ser utilizado para escapes. Tiene dos ventajas muy importantes: podemos hacer la aplicación hasta 7 hojas y los híbridos son fácilmente controlables en los cultivos sucesivos con glifosato”. De hecho, Bosch recordó que la tecnología se está utilizando para el control de SARG (Sorgo de alepo resistente a glifosato).
La velocidad de secado y la longitud del ciclo de los híbridos también fueron abordados por el técnico. “Es muy importante tener en cuenta que este proceso se realizará a fines de otoño - principios de invierno, con días cortos, fríos, y en algunos lugares con elevada humedad ambiental. Todo esto hace que llegar a la humedad de cosecha comercial sea muy complejo. Y  a veces nos encontramos en agosto cosechando maíz, con los riesgos agronómicos que esto representa”, dijo.
Por último, Bosch presentó una serie de recomendaciones de manejo donde lo más importante es la densidad. “En años normales, el desarrollo vegetativo que tiene un maíz de segunda o tardío es de un volumen muy importante. Esto se traduce en una mayor masa vegetativa con mayor capacidad de evapotranspiración”.
“A lo largo de varias campañas hemos notado en el Centro Norte de Córdoba que manejando densidades a cosecha de 60 mil pl/ha logramos buenos rendimientos. En años secos, sin grandes daños de quebrado por mala calidad de ambiente y en años de lluvia, con esas densidades podemos explorar los 100 quintales también. Esto nos da una tranquilidad para poder enfrentar el año de la manera que se presente”, detalló.
En los ensayos presentados en AAPRESID por Bosch se pudo ver que el exceso de plantas no siempre se traduce en rendimiento.

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