La Secretaría de Energía frenó parcialmente el ingreso de metilato de sodio, un catalizador imprescindible para la producción del combustible. La semana pasada se liberó una partida que alivió el abastecimiento en las plantas y permitió garantizar el corte del 8,5 por ciento previsto para el mes de julio. Sin embargo desde el sector temen que esta situación se repita.
Las compañías dedicadas a la producción de Biodiesel estuvieron al borde de paralizar las operaciones. Es que el metilato de sodio no se produce en el mercado local y cuando se cierra su importación no hay manera de continuar con el proceso productivo. Varias compañías operaron con lo poco que quedaba en stock y pudieron entregar a las petroleras el volumen necesario para cortar el gasoil al 8,5 por ciento.
Para el mes de diciembre este problema tendría solución gracias a la inversión que realizó la filial argentina de la firma alemana Evonik Degussa, que destinó 30 millones de dólares para la construcción en la provincia de Santa Fe de una planta para producir el catalizador. Está ubicada en la Terminal 6 de Puerto San Martín, en el centro del polo aceitero más importante del mundo.
El vicepresidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables, José Luis Martínez Justo advirtió que “no hay certezas de lo que pueda ocurrir en el futuro”, en relación a los meses previos al comienzo operativo de Evonik. Mientras tanto, el rubro dependerá de la voluntad del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, encargado de autorizar el ingreso de metilato.
Como contracara, la Secretaría de Energía mostró su apoyo al programa de los biocombustibles y obligó a las petroleras a incrementar la mezcla con gasoil de manera gradual, partiendo de un 7,5 por ciento en mayo hasta alcanzar el 10 en octubre. Justo confirmó que “se está respetando el corte”, tal cual se programó a principios de año.
Por el lado de las exportaciones la situación está cada vez más complicada. España sigue sin acordar nuevos contratos y a partir del mes de agosto habría un excedente de producción que todavía no encontró un mercado de reemplazo. En el mediano plazo el empresario supone que se podrán restablecer las relaciones comerciales, debido a las ventajas de competitividad que presenta el combustible local frente al producido en la Unión Europea, que es a base de colza.
Las expectativas para los próximos años siguen centrándose en el viejo continente, aunque la decisión del gobierno chino de mezclar con un 30 por ciento de Biodiesel el gasoil que consumen los aviones generó algo de esperanzas. Justo estimó este consumo en 15.000.000 de toneladas al año, seis veces más de lo que produjo la Argentina durante todo el año pasado.
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