miércoles, 22 de agosto de 2012

El trigo argentino, golpeado en su lucha con el maíz


Argentina tendrá una cosecha récord de maíz la próxima temporada mientras que su producción de trigo se recortará, una tendencia que se afianzaría en los próximos años con los agricultores poniendo en la balanza el riesgo de las políticas oficiales intervencionistas y el crecimiento de la demanda.

Una severa sequía en la zona central de Estados Unidos puso a Argentina, el segundo mayor productor mundial de maíz, en el centro de la escena, mientras el consumo de alimentos crece a nivel mundial.
Los agricultores argentinos se quejan por las restricciones a la exportación de maíz y trigo. Mientras reclaman un mercado más abierto, el maíz es la mejor apuesta gracias a semillas genéticamente modificadas que permiten el crecimiento del área plantada. También es más fácil de vender.
Estos factores implican una reducción de riesgos para los productores de maíz, que han luchado por años contra las políticas para el sector de la presidenta Cristina Fernández.
Pese a las quejas del sector agropecuario por lo que califican como políticas gubernamentales impredecibles, la mandataria peronista de 59 años ganó con facilidad su reelección el año pasado, prometiendo aumentar el papel del
Estado en la tercera economía de América latina.
Los futuros de maíz en Chicago se dispararon un 50 por ciento en los dos últimos meses.
Eso llevó a los agricultores argentinos a apostar por el grano a pesar de la sequía que sufrió el país en diciembre y enero, que limitó la disponibilidad de dinero para la compra de semillas y otras inversiones mientras los productores se
preparan para sembrar en septiembre.
Argentina es el sexto mayor exportador mundial de trigo y el principal proveedor del vecino Brasil. Pero, a pesar de que los precios del trigo crecieron un 38 por ciento en los últimos dos meses, no logra hacerle sombra al maíz.
El riesgo de cambios abruptos en las políticas del Gobierno causa más incertidumbre entre los productores de trigo que los de maíz.
“Cuando las reglas se cambian de manera arbitraria y sin aviso, tenés que tener mucho cuidado sobre qué plantar”, dijo
David Hughes, que maneja 7.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, una de las principales productoras de granos del país.
Hasta hace dos años, Hughes plantaba 1.200 hectáreas de trigo cada año. En momentos en que termina la siembra de la temporada 2012/13, sólo tiene 260 hectáreas de trigo, pero planea aumentar la plantación de maíz y soja.
Considerando todos los factores como la rotación de las plantaciones, irrigación, semillas y fertilizantes, el costo de cultivar maíz y trigo es prácticamente el mismo.
La diferencia, que probablemente se mantenga por bastante tiempo, es que el maíz es más fácil de despachar.
“El trigo en Argentina tiene especificaciones diferentes para usos diferentes. Entonces, como sucedió con mi cosecha de trigo del 2010/11 cuando no tenía las especificaciones necesarias para el mercado doméstico, no la pude vender. El costo fue enorme”, dijo.
“Eso duele porque, por las cuotas de exportación, no pude vender el excedente en el mercado internacional. No pude cambiar los granos por dinero”, agregó Hughes.
Argentina está sembrando 3,6 millones de hectáreas con trigo esta temporada, un 22 por ciento menos que en el ciclo anterior, de acuerdo con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. El Gobierno espera que la temporada de trigo 2011/12 produzca 13,2 millones de toneladas, una caída del 16 por ciento respecto de la temporada anterior.
Estimaciones oficiales todavía no están disponibles para la producción de maíz del 2012/13, pero el gigante de semillas Monsanto espera un salto del 40 por ciento en la próxima temporada, a pesar de las preocupaciones sobre la liquidez de dinero del sector agropecuario que impulsó a la Bolsa a advertir sobre una posible caída en el área de maíz del 2012/13.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos está proyectando una producción récord de maíz en Argentina de 25 millones de toneladas en la próxima temporada, contra los 21 millones de la temporada 2011/12.
Otros analistas también esperan un récord en la producción de maíz 2012/13 de 23 millones de toneladas.
NUEVA POLÍTICA DE EXPORTACIÓN
El Gobierno agregó un incentivo para los productores de maíz y trigo este año, al modificar su sistema de permisos para la exportación. Esta vez anunció el monto total permitido para vender al exterior al principio de la temporada, cuando antes lo hacía en varios tramos.
Agricultores dicen que el viejo sistema dañaba su rentabilidad al reducir la competencia entre los compradores y agradecieron la medida como un posible paso hacia liberar las exportaciones en su totalidad.
Argentina es vista por muchos inversores como una apuesta riesgosa, no sólo por la incertidumbre de las políticas agrícolas, sino también por los controles al comercio y a la compra de divisas y la alta inflación, que según economistas
privados supera el 20 por ciento anual.
Respaldada por votantes en las pobladas zonas urbanas de las afueras de Buenos Aires, es poco probable que Fernández gire hacia una política más amigable para los mercados.
Pero necesita impulsar el sector agropecuario en momentos en que la economía de Argentina se desacelera. Con la demanda global de alimentos que las Naciones Unidas espera se duplique para el 2050, el país permanecerá como un proveedor clave.
“El trigo y el maíz están malditos por los mismos límites a la exportación, pero dentro de ese marco, el maíz tiene muchos beneficios que el trigo no tiene”, dijo el analista Manuel Alvarado Ledesma.
Nuevas semillas disponibles en Argentina desde hace tres años les permiten a los agricultores sembrar a fines de noviembre, justo después de la cosecha de invierno.
“Solías tener que plantar el maíz solamente en septiembre. Ahora podés plantar en septiembre, y nuevamente en noviembre, algo que incrementará la producción del país en el tiempo”, dijo Alvarado Ledesma.
La semana pasada, Argentina aprobó el uso de una nueva variedad de maíz genéticamente modificado desarrollado por DOW AgroSciences y Monsanto.
Algunos grupos ambientales se han quejado sobre los alimentos genéticamente modificados y han acusado a las empresas agropecuarias de buscar ganancias sin ninguna preocupación por potenciales daños al medio ambiente y a la salud humana. Pero, la administración de Fernández ha mostrado su apoyo a estas tecnologías.
El maíz es también más interesante para los agricultores gracias a una base más amplia de compradores, incluyendo a molinos locales, fábricas de alimentos para ganado, cerdos y aves, además de la exportación y mercados de biodiésel. El trigo argentino sólo tiene dos fuentes de demanda: molinos de harinas y exportadores.
“A pesar de que el último cambio en la política (que se dirige a una cuota de exportación anual) parecía direccionarse a un mercado más libre, la mayoría de nosotros hemos dejado de escuchar (lo que dice el Gobierno)”, dijo Hughes.
El nuevo sistema de cuotas es, sin embargo, de interés para operadores de comercio exterior como Bunge Ltd y Noble Group Ltd, que tienen grandes operaciones en Argentina.
Los riesgos relacionados con el modo de definir políticas en Argentina pasó al centro de atención la semana pasada cuando los precios locales de granos cayeron por rumores de mercado, que luego fueron desmentidos, de que el Gobierno estaba al borde de aumentar los impuestos a la exportación de granos.
“En este ambiente, el mercado es objeto de rumores que pueden fácilmente empujar a los precios porque, cuando las políticas son impredecibles, cualquier rumor puede ser verdad”, dijo Hughes.
(Traducido al español por Juliana Castilla)

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