jueves, 19 de julio de 2012

Alquilar, una trampa que podría evitarse


La suba de costos, la presión impositiva y la volatilidad amenazan este sistema.

El campo argentino llegó a su plenitud en la última década producto de varios factores. Entre ellos, se destacan el traspaso de tierras de la ganadería a la agricultura, la inversión, la evolución de la biotecnología, la siembra directa, las tecnologías de producción y de procesos, los mayores precios de la soja en el mundo y las ventajas competitivas por la calidad de nuestros suelos. Así se cambió la forma de hacer negocios.
El salto en productividad nos convierte en líderes a nivel mundial; sin embargo, la estructura de producción fue la misma que en el pasado, con actores que también se fueron reconvirtiendo; aparecieron figuras nuevas con una visión financiera e impositiva del negocio.
Veamos quiénes son los actores de esta película.

  • El propietario de la tierra: tomó dos roles bien diferenciados, en algunos casos se quedó produciendo y alquiló más campo, para trabajar en escala, bajar costos y mejorar sus utilidades. Otra parte de los propietarios dio su campo en alquiler y paso a ser un mero rentista, con muy buenas utilidades.


  • Emprendedor: en general es la persona que alquila el campo para explotarlo. Se encarga de sembrarlo, cosecharlo y dejarlo en condiciones para la próxima campaña. Es el que toma el riesgo de pagar un alquiler, invertir a cielo abierto, no tener adversidades climáticas, aplica el paquete tecnológico, planifica la siembra y gestiona todo el proceso productivo.


  • Proveedores de insumos: compañías internacionales y nacionales proveedoras de insumos que venden a precios contado o financiado.


  • Mano de obra: es un actor muy importante de toda la cadena. Intervienen distintos sindicatos, entre los que se destacan Uatre y Camioneros.


  • Contratistas: son los prestadores de servicio de siembra, fumigación y cosecha. Son los que convalidan y mueven los altos precios de las maquinarias agrícolas.


  • Camioneros: la compra de camiones se facilitó notablemente, gracias a la oferta y a la asistencia financiera. El mercado creció ante la inexistencia de trenes y barcazas.


  • Compañías de seguro: no han podido aún llevar adelante un seguro climático con precios razonables. El Estado tampoco ayudó a subsidiar este seguro.


  • Estado: se lleva sin preguntar nada y sin arriesgar el 35% de retenciones (para la soja), que es lo mismo que decir 35% de la facturación bruta, como también el 35% sobre ganancias, sin querer atosigar con otros tributos que impactan sobre el resultado final.

En este escenario, el que carga con todo el riesgo es el emprendedor, que es el que lleva adelante todo el negocio, moviendo la rueda del resto de los actores. Es el protagonista principal. El dueño de la tierra es un mero actor de reparto, pero que gana más dinero que el actor principal. El Estado es el invitado especial, llega al final del proceso y se lleva toda la ganancia. Los actores secundarios, que son los proveedores, mano de obra, contratistas, camioneros, y a su vez los proveedores de los proveedores, como son los fabricantes de maquinaria agrícola, camiones, entre otros. En la mayoría de los casos los que más trabajan sobre maquinaria, el camión o poniéndole el cuerpo al emprendimiento llevan la peor parte.
El emprendedor ve que su ganancia disminuye todos los años; por lo tanto, plantea ampliar la frontera de producción buscando mayor escala. El alquiler, que se termina convalidando a precios estrafalarios, se convierte en una verdadera trampa para el emprendedor, que busca trabajar más para obtener mayores rentabilidades, sin percibir la famosa frase que dice: “No tenemos claro el objetivo, redoblemos el esfuerzo”. La trampa del alquiler es lo que muchas veces hace que emprendedores se descapitalicen y pierdan el capital ganado. Esto se produce en un escenario en donde la falta de gestión nos lleva a pérdidas no deseadas.
El campo argentino debería repensar sus costos, en especial el del alquiler, ya que el emprendedor cae muchas veces en la trampa de alquilar más y termina ganando menos o desapareciendo del escenario productivo.
Con alquileres que se ubiquen en el 50% de la producción esperada, resulta imposible obtener un beneficio sustentable en el tiempo. Los mayores costos en dólares, precios altamente volátiles, clima enrarecido y presión tributaria creciente son la amenaza más importante que tiene el emprendedor a la hora de alquilar.
El dueño de la tierra, por ganar una renta superior, olvida la pérdida de capital que tiene al no rotar. El emprendedor, por buscar más escala, termina arriesgando su propio capital. El Estado, por cobrar altos impuestos hoy, no observa que cobrará menos impuestos a futuro. Todos están en la trampa del alquiler, que no les deja ver que este camino no es sustentable a futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.