domingo, 10 de junio de 2012

Escuchar, porque la realidad grita


El presidente de CRA, Rubén Ferrero, describe en este artículo publicado en el diario La Nación, este sábado 9 de junio, como desde el gobierno nacional se busca tergiversar continuamente la realidad.
Gestionar no sólo implica estar disponible, saber escuchar, sino también proponer, corregir, estimular, aceptar, negar, fundar y construir.Un oído fino y dispuesto es una virtud que debería tener todo dirigente y todo funcionario en ejercicio de facultades públicas, porque ése es el punto de partida del entendimiento.
Desde el sector agropecuario hace mucho tiempo que venimos hablando solos, sin encontrar interlocutores que tengan en cuenta lo que decimos para elaborar soluciones, consensuadas y viables, a las dificultades que planteamos. Lo decía Churchill: "Se necesita coraje para pararse y hablar, pero mucho más para sentarse y escuchar".
Cuando la comunicación falla, se cortan los caminos conductores, se termina el entendimiento y estallan las protestas como la única herramienta para hacerse oír.
El reclamo ruge
Es así como hoy el reclamo ruge desde todo el territorio nacional. Porque todas las economías regionales están con problemas sabidos y ávidas de soluciones a problemáticas que llevan demasiado tiempo esperando.
Mientras tanto, los productores, que no bajan los brazos, siguen invirtiendo y apostando a la productividad, y agregando valor en un esfuerzo solitario no reconocido, y sin incentivo por parte del Gobierno. Un gobierno que castiga en cada decisión al sector, lo divide, lo ignora, lo neutraliza, lo traba y sólo se acuerda cuando las necesidades fiscales lo apremian y entonces recurre a él para quitarle lo que le queda.
¿Se podrá hablar alguna vez de la presión fiscal en términos racionales?
¿Se podrá mostrar que el campo no es uno solo, que hay regiones, producciones, productores, escalas, climas, costos, rindes, precios y mercados diferentes?
¿Se podrá hablar de una política tributaria justa, con visión de desarrollo e igualitaria con otros sectores?
¿Se podrán dejar de lado los prejuicios, los preconceptos, las descalificaciones ideológicas para hablar en términos reales y concretos de lo que realmente pasa?
¿Se podrá hablar alguna vez de gasto público, su crecimiento y gasto improductivo?
¿Se podrá hablar en serio de cadenas comerciales, de integración y de justicia redistributiva?Todos estos interrogantes están en las razones de la protesta del sector agropecuario de estas horas.
El federalismo
La protesta se ha federalizado, pero el federalismo adoptado por nuestra Constitución como forma de Estado hoy es letra muerta.
La mayoría de las provincias se encuentran desfinanciadas, en situación de postración y dependencia del poder central, en una actitud que se parece mucho a la obsecuencia de los gobernadores. Espacio cedido, espacio perdido.
Hoy el federalismo está en la letra de la Carta Magna, pero no en el espíritu del Gobierno.
En la reforma de 1994 se nota un claro empeño del Constituyente por vigorizar el federalismo como forma de Estado introduciendo modificaciones que recomiendan criterios objetivos de reparto en la distribución de los recursos, tendientes a lograr un desarrollo armónico.
Pero ni el gobierno nacional practica un federalismo solidario y eficiente ni las provincias se lo han exigido, por lo menos hasta hoy, cuando la situación comprime seriamente las arcas provinciales y el "auxilio" nacional ni alcanza ni es ya oportuno.
Si los funcionarios hubieran escuchado los reclamos que nuestro sector enunció repetidamente, tal vez hubieran comprendido que las demandas ni eran aisladas ni eran mezquinas.
Si se entendiera que gobernar no es apoderarse del relato, no es la foto hueca de contenido, sino la extenuante tarea de llevar buenas ideas, con gente idónea por un camino honesto, al servicio de todos, entonces habría sido mucho más fácil encontrar soluciones a los temas de todos los días.
No están los buenos en la Casa Rosada y los malos en el campo o en las protestas, esta versión maniquea del momento histórico esconde la circunstancia real de que somos una sociedad toda, pretendiendo vivir mejor.
No es con mentiras como facilitaremos el camino ni con menos república o nada de federalismo. Solamente lo haremos posible escuchando las razones de todos; mientras tanto, la realidad sigue gritando..

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