Poner piedras en el camino para impedir el paso del que quiere llegar a un lugar sin interrupciones se ha puesto de moda. Esto se puede comprobar con la realidad agropecuaria.

El ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, ha decidido, no se sabe si por voluntad propia o por órdenes superiores, que no recibirá a la Comisión de Enlace. Las entidades gremiales de productores volvieron a solicitarle una audiencia por segunda vez en menos de 20 días para discutir un conjunto de temas que van desde el valor de los fletes, las economías regionales hasta la intervención en los mercados y la presión fiscal. El ministro insistió en hablar en forma individual y la Mesa de Enlace le retrucó con un pedido de reunión conjunta. “Economía de tiempos”, dijo, diplomático, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati.

Después del cese de comercialización de granos, hacienda y productos no perecederos por nueve días, la dirigencia intenta así abrir un nuevo canal de diálogo que, desde el segundo mandato de Cristina Kirchner, nunca pudo ser creado.

El oficialismo, como regla general, tiene la costumbre de no dialogar con quien cree que le puede plantear algún tipo de oposición y más aún si esta se hace pública. Lo dio a entender la propia Presidenta en la campaña electoral de 2011 cuando visitó la sede de Coninagro. “Discutamos hacia adentro”, les pidió a los cooperativistas. Con excepción de una primera reunión protocolar, Yauhar, hasta el momento, no habilitó ningún canal de acercamiento.

A los ruralistas se les presenta una encrucijada: si extender el frente de alianzas a otros sectores o insistir con las movilizaciones de productores. Por un lado, Eduadrdo Buzzi, desde Federacón Agraria, impulsa una alianza con los sectores sociales, particularmente con la CGT, de Hugo Moyano. El resto de las entidades no parece tan entusiasmada con esa eventual alianza. Algunas heridas del conflicto de 2008 permanecen abiertas. No se olvidan que fue el líder camionero quien enfrentó los piquetes rurales a pedido de Néstor Kirchner. Sin embargo, por una cuestión estructural, Moyano parece ser un aliado natural del campo. Cuando la cosecha cae, como en esta campaña, los camioneros padecen la caída de los viajes.

En la provincia de Buenos Aires se repite la escena de falta de diálogo. La Mesa Agropecuaria Provincial le pidió una audiencia al gobernador, Daniel Scioli. Con el aumento impositivo ya votado, el jefe bonaerense tiene poco para ofrecer al ruralismo, a excepción de palabras de aliento. Los dirigentes esperan que, al menos, acelere la firma de las declaraciones de emergencia agropecuaria, primero por sequía y ahora por inundación. Los ruralistas bonaerenses esperan que Scioli no les siga poniendo piedras en el camino.

Las restricciones a la compra de dólares también significan otra traba para quienes piensan en producir. Sin mediar anuncios, la AFIP eliminó en las facturas electrónicas la opción de pago en dólares por lo cual muchas compañías de insumos vieron paralizadas sus operaciones. En un mercado que está con poco movimiento, por el golpe de la sequía y la incertidumbre sobre la economía, una nueva barrera burocrática no hace más que complicar las cosas.

En las empresas de primera línea aseguran que se siguen manejando con la cotización del dólar oficial para las ventas de insumos, pero admiten que el escenario es difícil. Tanto como la situación financiera que deja la magra campaña 2011/12. “Recurriremos a otras fuentes de financiamiento, como los bancos, para la próxima campaña, quizás estirando los plazos”, explicaba el ejecutivo de una compañía líder.

En donde es difícil remover piedras es en la intención de siembra de trigo. Según un técnico en la zona triguera del sur bonaerense se observa que los productores más grandes son los más reticentes a la siembra del cereal. La opción de la cebada, explicó, es la que más los atrae. Los números hasta el momento lo confirman. Según el Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires se sembraron 960.000 hectáreas, cuando para la misma fecha del año pasado se habían sembrado 1.900.000 hectáreas.
Pérdidas también son las que se verifican en la carne vacuna. Según un trabajo elaborado por la 
Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez) el nuevo incumplimiento de la cuota Hilton significará una pérdida de ingresos por US$ 185 millones de dólares. Las divisas que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quiere conseguir restringiendo las importaciones o impidiendo las compras minoristas podría haberlas obtenido si no hubiera ahogado a los frigoríficos exportadores. Quizás para el modelo el objetivo esté cumplido: la proporción de ventas entre mercado interno y exportación fue de 92,3% contra 7,7% en el primer cuatrimestre de este año, según los datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra). Para la misma fecha del año anterior esa proporción era de 89,7% y 10,3 por ciento. Quienes creen en las falsas dicotomías podrían darse por satisfechos. Sin embargo, el mercado externo podría haber sido, con una política diferente, el que traccione un aumento de la producción.
Como se explicó en el seminario de la Fundación Producir Conservando (ver nota de tapa) la Argentina tiene óptimas posibilidades para aprovechar el crecimiento de la demanda mundial de alimentos. Todavía se está a tiempo de corregir las políticas equivocadas.




“Los chacareros y los trabajadores somos los grandes perdedores de este modelo”
Eduardo Buzzi
Presidente de Federación Agraria